SOBRE EL ORIGEN DE LA POLLERA PANAMEÑA

DORA P. DE ZARATE


Mucho se ha hablado de nuestro vestido y hasta se le ha querido señalar el punto exacto de su origen, lo cual no se compadece con la materia folklórica, una de cuyas características es la de su espontaneidad y anonimato.  Cuando el pueblo se hace consciente de la existencia de un elemento cualquiera de estos, ya ha pasado un periodo bien largo en el cual ha tenido lugar su gestación y el alumbramiento.  Nuestro vestido ha tenido su origen.  Todo en el mundo lo tiene.  Ha debido derivar, como todos los de América Latina, del vestido de la española del siglo XVI o del XVII que vino con el compañero a sentar su hogar en América.  De cual otro habría de salir?  A propósito de este punto la señorita Nieves de Hoyos.  DIRECTOR DEL MUSEO DEL PUEBLO ESPANOL,  ante la indagación nuestra sobre este aspecto, responde en su trabajo.  La POLLERA PANAMEÑA publicado en la REVISTA DE INDIAS Nos. 93-94 de Dic. de 1963, lo siguiente:...”Creo sinceramente que la respuesta es sencilla; el origen esta en España, pero no en el traje regional español, que, contra la opinión general, no llega a tener la forma definida con que hoy le conocemos hasta el siglo XVIII y bastante avanzado.  La pollera panameña nace del traje femenino español del XVII, no  del traje de corte con grandes guardainfantes de ricos terciopelos o sedas labradas y labrado con encajes de hilo o de hilo de oro y plata, traje que enseguida viene a la memoria de todos por ser el que con tanta frecuencia nos lega el pincel de Velásquez.  En el siglo XVII, como en cualquier momento al lado del traje lujoso, hay el de diario; en esa época era un traje generalmente blanco o con una saya de amplio vuelo con dos o tres zócalos, con sobrepuestos o bordado en dibujo floral.   Es esto sencillamente la pollera...”

Y más adelante:

...”En cuanto a la pollera montuna o de diario, una saya de un tejido de algodón fino estampado con dibujo floral, es de uso completamente normal en climas suaves estaciones estivales de los climas duros.  Pensemos en las sayas andaluzas,  pero no en las ceñidas y con volantes de las “bailadoras” de flamenco, ni en las de paño tradicionales en las regiones de la sierra, sino en la saya de mujer  modesta de cualquier ciudad; usan sencillamente una pollera montuna.  En el Museo del Pueblo Español se conserva un traje de mujer cordobesa, de percal estampado con dibujo menudo, mucho vuelo y un volante que verdaderamente nada se debe diferenciar de la panameña.  El complicado tocado a base de peinetas doradas con piedras nos hace pensar en la valenciana y en la salmantina, que si no llevan peinetas llevan agujones vistosos; es natural que el peinado y adorno panameño no sean una imitación sino que con el tiempo se transforma y adquiere un carácter que la diferencia de otra...” hasta allí el informe. 

En verdad, lo importante, lo original, está en la dirección que tomó en Panamá, suficientemente caracterizada para distinguirnos de los demás que tuvieron el vestido español como sepa o germen.   Se sabe que una misma semilla puede producir fruto de diferente sabor y calidad según sea el terreno en que caiga y aquí,   el ambiente la esencia psicológica de los seres que habrían de usarlo, el clima, la posición geográfica y aun la desnudez de nuestros indios que los obligó a acogerlo todo, hizo el milagro de este vestido.  No había mucho elemento indígena que mezclar a la indumentaria, salió nuestro traje con tan singular atracción que nos hace gozar con la certeza exacta de lo maravilloso de nuestro gusto estético.

¿Cómo ha venido a ser esta indumentaria lo que es hoy?

En que momento el vestido de la abuela española o mestiza se saturó de gracia para convertirse en  la feliz indumentaria de nuestros trópicos?  Asunto es del correr del tiempo que fue promoviendo la evolución hasta llegar a lo que es actualmente.  Cabría preguntar por qué hizo su aparición en la vieja Panamá como piensan algunos, o quien sabe si en Acla o en Nata, no han persistido esas regiones como centro de confección de la pollera.  Si fue el vestido netamente característico de la servidumbre, cómo llegó a generalizarse hasta el punto de ser él, el vestido corriente de las campesinas de nuestros pueblos interióranos, de nuestras montanas? 

¿Por qué son hoy los pueblos de las provincias de Herrera y Los Santos los más celosos guardianes de esta tradición, hasta el punto de convertirse en la sede del patrón que sirve de modelo a las polleras de la República  y no las regiones de donde se supone surgió su estructura?  Año tras año, las costureras de las provincias centrales envían innumerables polleras, producto de los encargos hechos desde Panamá, Colón, Chiriquí, en fin, desde todos los puntos de la República  y hay que ver y sentir la seguridad y la satisfacción cuando la empollerada afirma que ha sido hecha en algún lugar de esas provincias.  Se le nota que se siente dueña de una obra que guarda todas las condiciones exigidas por la tradición...

...Armando Reclús, Director de la Comisión Francesa que practicó exploraciones en nuestro istmo, aporta datos casi completos de la pollera.  Hay que admirar a este ingeniero francés que tiene tiempo para repartir entre la ciencia y la admiración que le causan las costumbres del lugar que el estudia hasta la saciedad.  Aludiendo a las festividades que se habían celebrado con motivo de nuestra independencia de España, Reclus escribe:...”Las mujeres de color llevan la pollera, falda ceñida a la cintura con grandes volantes que la ahuecan...”; y mas tarde, al resenar sus experiencias en la tierra del Darien, agrega:    “...las mujeres llevan aun el antiguo traje de las criollas, o sea una enagua de algodón, blanca y ligera, adornada con uno o mas volantes, sobre los que hay estampadas algunas guirnaldas de colores chillones.  Sobre los corpinos de mangas muy cortas van tres guarniciones parecidas pero tan decotadas de una parte y otra, que generalmente llevan el pecho y la espalda descubiertos.  Sus cabellos partidos por medio de una raya abierta sobre la cabeza, caen formando dos trenzas,  cuando no son crespos o lanudos y si son de esta clase, de modo que no puedan trenzarse, los dividen en diez mechones y los arrollan formando cocas.  Muchas de ellas ostentan granes peines de oro, zarcillos macizos fabricados en el Chocó y guarnecidos con perlas de insignificante valor procedentes de las pesquerias de Panamá y algunas flores naturales sobre el cabello constituyen el tocado favorito de aquellas mujeres.  Frecuentemente gastan un sombrero de paja muy parecido al de los hombres y el mayor numero de ellas andan descalzas, reservando para los días de gala, pequeñas zapatillas de color verde o rosa...”.

LA POLLERA TRAJE DEL FOLK.

Cuando se leen las referencias que nos han dejado los que se han interesado por la pollera, se puede apreciar algo de mucho valor, y es, que todos insisten en que era vestido de la clase humilde.  Si es Lady Mallet, ella anota el vestido como cosa... “que usaban las gentes del servicio;"  era especialmente el vestido de las niñeras que amamantaban los niños  de la familia.  El vestido era generalmente blanco y casi sin adornos (las enaguas).   Las cocineras y lavanderas usaban pollerones de zaraza de tintes morados y camisa blanca.  Algunas familias acostumbraban a poner en la ropa de la gente de servicio, labores especiales; algunas eran bordadas, otras, marcadas y con talco, otras...”

Si nos atenemos a “Diario de Madrid” indicado por D. Samuel Lewis del cual hicimos mención no hace mucho, al referirse a la celebración a que aludíamos, habla de treinta mujeres del pueblo” ataviadas ricamente con polleras.  No habla de la alta clase sino del pueblo.  Cuando Reclús escribe, también se refiere al pueblo:...”  las mujeres de color (las negras) llevan la pollera...”.  Y más adelante:... “las mujeres llevan aun el antiguo traje de las criollas...”  ¿Quiénes son las criollas para Reclus?  ¿La española nacida en América?  La mujer nativa perteneciente a la alta sociedad?  Por los dibujos que presenta en sus escritos no parecen ser ni lo primero ni esto último.  No.  Creo que no.  Decididamente no eran las de la aristocracia.   Era, pues. La pollera traje de la plebe; atavío del folk; en esto mismo está la virtud de su fuerza, de su continuidad, de su permanencia;...
extracto del
ENSAYO MONOGRAFICO
LA POLLERA PANAMEÑA
de
DORA  P.  DE   ZARATE
Nota del editor:

Ubiquémosno en el pasado, en el siglo 17, 18 y 19.  ¿Quiénes eran las criadas, la plebe, las mujeres de color, las sirvientes?  Pues, eran las negras servidumbre, las mulatas que con su iniciativa e ingenio, confeccionaban de la enagua de la patrona su ropa de uso diario, su ropa para salir a pasear, para bailar: su pollera.  De allí nace nuestra pollera.

Porqué la enagua de la patrona?  Pues era de tela mas fresca, menos compleja que el atavío principal.