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Panamá, 15 de abril de 2002
OTRA DENUNCIA
Yo, Sugey Guillén Lucero, panameña, portadora de cédula de identidad personal No. 8-513-1913, residente en Alaska, Estados Unidos, por más de 10 años, acabo de volver a mi país y hago la siguiente denuncia sobre dos hechos que ocurrieron la noche del jueves 11 de abril de 2002 y que ofenden mi dignidad como persona.

Salí a divertirme con dos amigas (Yomira Del Carmen Sang y Yaribel Barragán) y decidimos ir a Rock Café.  Cuando llegamos a la entrada del local (yo era la última) un guardia de seguridad le solicitó a mis dos amigas sus cédulas de identidad y ellas avanzaron un poco.  Cuando llegó mi turno de mostrar la cédula el guardia de seguridad apuntó hacia un letrero que está pegado en la pared y me dijo que yo no podía entrar.  El letrero decía que ellos se reservaban el derecho de admisión.  Ante esto, mi amiga Yomira Sang le preguntó al guardia:  ¿cómo era que ellas dos podían entrar y yo no?.
Él respondió:  "la clásica...tú sabes" y volvió a señalar el letrero.  Esa situación nos molestó mucho y decidimos irnos para otro lado.  En eso, se nos juntó un amigo de Yomira y nos fuimos los cuatro.  Elegimos la Discoteca Rockway, que está ubicada cerca del puente de la cervecería, por los lados de un carwash grande que hay por allí.
Llegamos a Rockway y, nuevamente, mis dos amigas que caminaban delante de mí pasaron por la entrada sin ningún problema.  Cuando yo estaba a punto de entrar uno de los guardias de seguridad me hizo lo mismo que el de Rock Café: apunto hacia un letrero parecido al otro.  Mis dos amigas y yo insistimos en que se me dejara entrar, pero el guardia de seguridad se mantuvo firme en que no.  El amigo de Yomira habló aparte con los guardias y después entró al local. Después salió y nos indicó que ya podíamos pasar; que había resuelto el asunto.  Luego, más tarde en la noche, conversando con él supimos que tuvo que  pagar nuestras entradas y "algo más", ya que el gerente del lugar señaló que él no podía desautorizar a sus guardias de seguridad.
Pienso que tanto en Rock Café como en Rockway no se me permitía entrar porque, además de estar un poquito subida de peso, soy negra.  Por otro lado, lamento mucho que sea un guardia seguridad de piel negra el que tenga que detener a los propios negros que acuden al lugar. Ellos, los dueños de esos locales, se escudan en que algunas personas no van bien vestidas.  En mi caso particular yo estaba muy bien ataviada;  tan vestida como mis otras dos acompañantes.  Creo que ellas no tuvieron ningún problema para entrar porque ambas son delgaditas y blanquitas.

Esa noche se nos informó que los propietarios de Rock Café son Jaime Ortiz y Hector Marciaq.  En el caso de la Discoteca Rockway se nos dijo que era Eduardo Lee.  Me parece que muchos de estos negocios pertenecen a extranjeros que viven en nuestro país y que siendo así deben tener más respeto por nosotros los panameños.  No deben discriminar ya que nosotros no los discriminamos a ellos y hemos permitido que tengan sus negocios aquí.
Panamá, 15 de abril de 2002
Sugey Guillén
Cédula No.8-5131913                                                                                                         
*Esta denuncia fue recibida en la Oficina Pro Igualdad y Tolerancia de la Alcaldía de Panamá

Aqui Universal /
Racismo, ilegalidad y nula visión*

                        

         Tiene toda la razón del mundo el Embajador de la India al denunciar que sus esfuerzos por atraer a empresarios de su país para que inviertan en Panamá, e incrementen la cooperación técnica entre nuestro país y la India, se ven frustrados por la serie de restricciones migratorias que el gobierno nacional panameño le ha impuesto a los ciudadanos de la India.

         Lo que denuncia el diplomático hindú no es producto de una percepción personal de este funcionario; la denuncia del Embajador de la India en Panamá tiene respaldo en una realidad vergonzosa, ilegal,  inhumana y violatoria de los más elementales derechos consagrados tanto en la Carta Fundamental panameña, como toda una serie de tratados internacionales suscritos por nuestro país:  en Panamá existe  una política discriminatoria contra determinados grupos de ciudadanos de Asia, lo que incluye a los ciudadanos de India, bajo el concepto de "razas de inmigración prohibida".

         El concepto no sólo es racista; es inhumano, porque se basa en el concepto de raza para impedir el derecho a inmigrar a nuestro país de determinados grupos étnicos y no tiene ningún basamento científico, sino el del prejuicio de que existen razas superiores que son deseables entre nosotros y razas inferiores, a las que hay que restringirle o prohibirle su entrada al país.

         Lo grave es que todo esto ocurre en un país que se caracteriza por ser crisol de etnias, que se dice respetuoso de la persona humana y del derecho y que necesita de inversiones para salir de su crisis.

        Alberto Barrow 

*Texto del editorial del diario El Universal (Panamá) de su edición del martes 26 de marzo de 2002.  


Panamá, 22 de marzo de 2002  


Denuncian discriminación racial en Bocas del Toro
LUIS CARLOS VALDES
ESPECIAL PARA LA PRENSA
nacionales@prensa.com
CHANGUINOLA, Bocas del Toro. -La Asociación de Amigos del Museo Etno Caribeño de Bocas del Toro, que preside Eraldo Daring, denunció la discriminación que sufren los trabajadores de raza negra que laboran en la empresa frutera Bocas Fruit Company (BFC).

Según Daring, los miembros de esta asociación acusan públicamente al gerente general de la empresa, Adrián Guzmán, de utilizar políticas discriminatorias en contra de los obreros de raza negra y de imponer métodos racistas, utilizados en el pasado en la vecina República de Costa Rica, país de origen de Guzmán.

Los quejosos citan como ejemplo el caso de Luis Góndola, residente en la Finca 8 de Changuinola, a quien se le prohibió el paso con su vehículo por las calles del barrio conocido como La Zona, en donde residen los ejecutivos de la BFC. A Góndola se le construyó un camino para que él y su familia puedan entrar y salir de su hogar y eviten utilizar las calles internas del barrio en mención.

Producto de la insistencia de Góndola en transitar por La Zona, se le cortó la energía eléctrica y el agua, servicios que vende la empresa.

La Asociación divulgó una nota en la que recuerda que la principal actividad de esta empresa transnacional se desarrolla en la ciudad portuaria de Almirante, en donde la mayor parte de la población es de raza negra.

"En esta provincia, durante toda una vida hemos convivido los negros, los indios y los mestizos oriundos de otras provincias", señala la misiva.

La Prensa intentó conocer la versión de Guzmán sobre las acusaciones que se hicieron en su contra, pero fue imposible, por no encontrarse en su despacho; además, no respondió a las llamadas vía celular.


LA  SOMBRA DE LA CONSTITUCION DE 1941
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FACULTATIVO DE FLORIDA STATE UNIVERSITY-PANAMA
ES DISCRIMINADO*

Para aquellos que no me conocen, mi nombre es Victor Brown.  Soy uno de los especialistas en computadoras que laboran en Florida State University-Panama, e igualmente soy egresado de esta institución.  Estoy circulando este mensaje electrónico, en forma masiva, para informar sobre una situación embarazosa e infortunada que experimenté el día viernes 25 de marzo de 2002.

Al "intentar" entrar a la Taberna Bennigan's, junto con mi primo, fuimos detenidos en la entrada por un portero que nos solicitó que le presentáramos una "invitación", o, de lo contrario, no podríamos ingresar al establecimiento.   ¿"Invitación" para entrar a la Taberna Bennigan's, un viernes de 3 x 1?

Mientras el portero trataba de explicar, con mucha descortesía, la situación, observábamos cómo personas pasaban y entraban, sin mostrar ninguna invitación y sin que, siquiera, se les solicitase.  Mientras estuvimos parados en la entrada, logramos ver a otros miembros de la comunidad de Florida State University (FSU) dentro del local de Bennigan's.  Posteriormente, cuando interrogué a esas mismas personas acerca de haber tenido que mostrar una "invitación" previo a su entrada a la Taberna Bennigan´s, me estiraron una mirada de perplejidad y comentaron que a ninguno se le hizo tal requerimiento ese día, ni nunca se les ha solicitado mostrar una invitación para entrar a la taberna.

Mi próximo paso fue intentar hacer contacto con el gerente para comunicarle esta situación embarazosa.  Sin embargo, y muy convenientemente, "el gerente no se encontraba".

Soy un joven profesional y creo que es muy triste e infortunado que una persona haya podido tener una experiencia de discriminación, como la que yo tuve el viernes pasado.  Es casi imposible creer que algo así esté ocurriendo en una sociedad y en la era en que estamos viviendo.  Creo, firmemente, que los miembros de la comunidad de Florida State University (Panama) deberán RECONSIDERAR la promoción o realización de algún evento futuro en la Taberna Bennigan's, en Panamá.

Gracias por leer esta denuncia y por haberme permitido expresar mi opinión.

Victor Brown
FSU-Panama
Especialista en computadoras

 

*Este texto es una traducción de su original en inglés, autorizada por Victor Brown, preparado por el Comité Panameño contra el Racismo.
Rock Cafe al parecer sigue con la política discriminatoria
martes 19 de Marzo de 2002

Los señores de Rock Cafe al parecer no escarmientan, y sigue con la política discriminatoria que por años los ha caracterizado. Esta vez la víctima es una joven norteamericana estudiante del FSU (florida state university), quien fue humillada de la forma más cruel por la seguridad y administradores de Rock Cafe. A continuación una transcripción hecha por nuestra persona de la denuncia original de la joven.
      _____________________________________________

Mi nombre es Ebony-Joy Igninoba y soy ciudadana norteamericana.   Estoy en cuarto año en la universidad FSU (Florida State University) donde estoy finalizando dos especialidades en Asuntos Internacionales y Antropologìa Cultural.  En la actualidad, estoy viviendo en Panamá, como participante de los Programas Internacionales de FSU.

El martes 19 de Marzo de 2002, fui a la discoteca Rock Café con dos de mis compañeros de cuarto.  A mis compañeros se les permitió entrar al club  y me detuve en la entrada en la entrada para sacar mi carnet de identificación de mi bolsillo.  Antes que pudiese mostrárselo al guardia de seguridad, me dijo algo en español que no  entendí.  Él entonces señaló un letrero en la pared.  Llamé a mi compañera de cuarto y él le dijo a ella que yo "no podía entrar al club".  Le dije a ella que él señaló el letrero en la pared y el letrero decía "nos reservamos el derecho de admisión".  Sin embargo, me di cuenta que el guardia de seguridad no me dejó entrar  porque era negra.
Mis compañeras de cuarto no se dieron cuenta de esto, por lo que hablaron con el gerente y otro guardia de seguridad, para arreglar el asunto. Mi otra compañera entró al club y nuevamente no se me permitió entrar, por otro guardia.  Él hablaba inglés, así pues mi compañera le preguntó por qué  no se me permitía entrar al club. Él repetidamente le dijo que no tenía ninguna razón (por la cual no me dejaba entrar).  Ella insistió que él necesitaba una razón para no dejarme entrar al club. Ella entonces le replicó: "¿tú no la estás dejando entrar al club debido a que te agrada? Él le respondió moviendo su cabeza diciendo "sí".

Mientras tanto, una compañera estaba en el club y habló al gerente y él envió a otro seguridad, Joe, y él preguntó cuál era el problema.   Yo vi al otro  guardia negro que se dirigió a él y le dijo algo en español  y Joe se volvió a nosotros y dijo: "es sólo que ella no puede entrar hoy".   En ese momento, nos dimos cuenta que los guardias de seguridad y el gerente de Rock Café no me estaban permitiendo entrar al club, así, pues, fuimos a la calle a conseguir un taxi.

Mi primer instinto fue irme a mi casa y reportar el incidente más tarde,   pero me puse a pensar cuán duro la gente negra y otras minorías han peleado para tener iguales derechos.  Así, pues, fui de vuelta a la entrada del club para decirle algunas cosas referente al trato que me había dado.   Cuando llegué al frente del club, el gerente y dos guardias de seguridad estaban parados en frente de la puerta.  Señalé al gerente y le pregunté si hablaba inglés y el dijo "no".  Le dije que alguien traduciría lo que le iba a decir y básicamente le dije que no apreciaba ser rechazada para entrar al club y que iba a reportar que él y los guardias de seguridad eran racistas.  Dejé el lugar para estar con  mis compañeros en la calle y cuando esperábamos el taxi, un joven negro (quien evidentemente escucho algo de mi conversación con el gerente) nos preguntó cuál era el problema.  Le dije lo que pasaba y él dijo que esperáramos un momento y que estaría de vuelta inmediatamente.   Algunos minutos más tarde regresó y dijo que él había arreglado ya el asunto y que todos podíamos entrar al club.  Él dijo que la razón por la cual no se me permitió entrar al club fue la manera en que estaba vestida (yo iba en jeans y zapatillas).  

Más tarde esa noche, mis compañeros fueron arriba a la sección VIP del club.  Un compañero de cuarto regresó con un mesero quien trabaja para el club.  Se suponía que él conseguiría la aprobación para que yo fuera arriba al VIP.   Joe era el guardia de la sección VIP y cuando el mesero le dijo que me permitiese ir arriba, contestó en español  "estás loco".  El mesero me dijo que le diera un minuto pero decidí que no iba a permitir que ninguna persona ignorante arruinase mi noche, así que le dije al mesero que le dijera a mis compañeros que estaría del otro lado del club con algunos amigos.   Al final de la noche, vi al guardia de seguridad Joe y le dije " tú tienes un problema conmigo, pero yo no tengo ningún problema contigo.   Sé que estás haciendo tu trabajo, pero aún así eso no justifica tus acciones". Vi al otro guardia y le dije lo mismo.  Más tarde vi al guardia quien fue la persona que inicialmente me prohibió entrar y le pedí a un amigo que le tradujera la misma cosa que le dije a los otros dos guardias. Mi amigo le dijo lo que yo dije y todo lo que respondió el guardia causó que mi amigo me dijera:  "mira, él tiene un problema contigo, no te preocupes por eso".

Él también  me dijo que el guardia dijo que si yo causaba más problemas me sacaría del club.  Más tarde averigüé que el guardia no me quería dejar entrar al club porque yo lucía 'ruda´, [rough] (¿qué es ser 'rudo'[rough]), y debido a eso, él tenía un serio problema conmigo.

Yo he viajado a Rusia, Nigeria, Italia, y resido en los Estados Unidos, sin embargo, esta es la primera vez en mi vida que experimento el racismo  dirigido exclusivamente contra mi.  Estuve enojada, impactada, y herida. Lo que más me molestó fue el hecho que fue fui discriminada en un país que es tan culturalmente mezclado.   Fue  muy humillante ser rechazada al entrar a un club debido al color de mi piel. Siento que mis derechos humanos básicos fueron violados.

Al final de la noche, el gerente y los guardias de seguridad trataron de cubrir el hecho de que me estaban negando la entrada porque era negra, al decir que yo no estaba adecuadamente vestida. Tenía puesto un jeans y unas zapatillas blancas, sin embargo, mi compañera y muchos otros en el club tenían jeans y zapatillas.  La parte irónica es que cerca de un mes atrás, fui al mismo club con un t-shirt, jeans azul, y zapatillas, y se me permitió entrar al club sin ningún problema.  (Había diferentes guardias de seguridad esa noche).

Posteriormente, asistí con un amigo a la Corregiduría de Bella Vista con una nota preparada por la Vicecónsul de los Estados Unidos en donde le pedían a estos funcionarios que nos atendieran. Para nuestra sorpresa cuando llegamos a la Corregiduría de Bella Vista planteamos nuestro situación, y nos respondieron de forma grosera diciéndonos que ellos no podían atender este tipo de casos y nos dijeron que esto era competencia de la Defensoría del Pueblo. Cuando preguntamos dónde quedaba, casi no nos quisieron explicar la dirección, situación que nos causó gran molestia por el trato tan grosero, y desinteresado que nos dieron. Luego de realizar algunas investigaciones, nos enteramos a través de la Defensoría del Pueblo que está vigente una ley, la ley 25 de 1956 que sanciona la discriminación en los lugares de acceso público (bares, discotecas, etc.), colegios, empresas públicas y privadas, fuerza pública, entre otros.

Como extranjera, me parece inconcebible que las autoridades no Apliquen leyes porque las desconocen; esto deja mucho que decir de Panamá como Estado de Derecho, y sobre todo aleja a los turistas quienes no están acostumbrados a convivir en países en donde aun persistan prácticas tan lamentables como la discriminación.

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GARZAS CUELLO NEGRO, GARZAS CUELLO BLANCO
   Alberto S. Barrow N.*
          Desde hace mucho tiempo, en el patio de la casa presidencial de Panamá hay garzas. De allí su apelativo: El Palacio de la Garzas.  Hasta ahora, las garzas siempre habían sido blancas.   Willie Labuschaen, es una persona de quien no tengo más referencias que aquella que apareció al pie de una foto en la primera plana del diario La Prensa del pasado jueves 4 de abril en el que se señalaba que Labuschaen había tenido un gesto de generosidad con nuestro país, al obsequiarnos una pareja de garzas grises provenientes de un zoológico de Sudáfrica, mismas que desde hace dos semanas rondan las piletas de la casa de gobierno. A pesar de no conocer al señor Labuschaen lo he seleccionado como el punto de partida de estas pocas líneas que aquí entrego, en tanto que su munificencia ha servido para engalanar esa hermosa estructura del casco antiguo de la ciudad y, también, porque ha sido aprovechada con extremada indignidad por un caricaturista del propio diario La Prensa. Paso a explicar esto último.

          En su entrega del sábado 6 de abril, el diario reprodujo en la sección de opinión gráfica una composición en la cual dos individuos, acodados en la repisa de un bar, y un barman, entablan un diálogo cuyo contenido reproduzco con absoluta fidelidad. El primer interlocutor, uno de los parroquianos, señala que "antaño, las garzas blancas simbolizaban la pureza del gobierno!". Seguidamente, el otro le comenta: "entonces, fue buena idea traer las sudafricanas..." (refiriéndose, por supuesto, a las garzas obsequiadas por el amable señor Labuschaen). Finalmente, el barman con una expresión de poco agrado en su rostro y mirando con desdén a una pequeña oveja que se paseaba en el mostrador sentencia: "mmmmm...     Sí!...se adecuan más al comportamiento turbio del gobierno... además, hacen juego con las ovejas negras de la corrupción!" (tanto la palabra turbio como corrupción aparecieron en negritas en el texto. Igual la letra P en pureza). Para qué les cuento más. Seguramente ustedes ya habrán adivinado el color de la oveja. Sí, así mismo era.

          Confieso que antes de esta vaharada racista que nos ha regalado el caricaturista estelar del diario de mayor circulación en el país, y del cual de paso soy suscriptor hace ya algunos años, nunca había reparado en el color de las garzas del palacio ni mucho menos relacionado las mismas con la pureza y el comportamiento ético de los gobernantes que han ocupado el superior de todos los despachos habidos en la república. Si de algo sirve la opinión gráfica arriba descrita es para confirmar un conjunto de prejuicios que anidan en su autor y que la dirección del periódico parece avalar, al juzgar no solo por su publicación sino el despliegue que le dispensó (1/3 página). Ojalá me equivoque en lo del aval, porque en lo otro, lo del racismo, la caricatura habla con imagen y voz propia.

          A propósito de los escándalos de corrupción que azotan al país, hasta ahora, no he visto a ninguna oveja parecida a aquellas a las cuales se refiere el barman. Por el contrario, me lucen todas de pelambre muy pálida.

*El autor es abogado y escritor.

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DENUNCIA A CARICATURISTA DEL DIARIO LA PRENSA
LA PRENSA.....18 DE ABRIL 2002    
          Una noche de estas íbamos para la discoteca Run Way, y la verdad es que nos sucedió algo espantoso. Jamás pensé que en Panamá, un país tan bello, existiera algo tan horrible que se llama racismo.
          Iba con un amigo. El es un muchacho muy guapo y por supuesto ese día iba bien vestido. El problema es que no lo dejaron entrar por la simple razón de que es trigueño. Les juro que casi le ruego al señor que estaba en la entrada del lugar para que dejara entrar a mi amigo. Verdaderamente no creo ir a ese lugar la próxima vez que venga a Panamá.
          De esta forma ayudamos a ahuyentar al turista.                                Espero que esta situación no vuelva a suceder en ningún lugar de Panamá.
Michelle Vallarino
Panameña que vive en Francia

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