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Cuatro grandes valores fundamentales se conjugaban en esta noble maestra: Libertad. Justicia, Dignidad y Bien Común. Estos valores se mostraron en su férrea personalidad. Poseía una gran capacidad crítica y una claridad de juicio. Fue auténtica, poseía un gran equilibrio humano entre lo que hacia y lo que decía. De firme voluntad, controlaba sus emociones y era autoexigente. Tenia capacidad para enfrentar las dificultades, un gran sentido de autonomía, pensaba y actuaba con gran independencia. Era veraz, sincera consigo mismo y con los demás. Tenaz, constante y perseverante en todas sus acciones. Realizó acciones altruistas y hechos notables al servicio de otras personas y de la Patria, y por ultimo, fue una persona de bien pues con rectitud y probidad repudió siempre la corrupción. Durante cuatro décadas Sara mantuvo una beligerante participación en el desarrollo político, social y educativo del país.
Inicia su carrera profesional como maestra de grado en la Escuela de Garachiné, Provincia de Darién a los 19 años de edad. Después de dos años, se traslada a la Escuela Manuel José Hurtado en la Ciudad de Panamá, lugar donde trabajó por espacio de 29 años. En diciembre de 1922, junto a Clara González de Beringher, fundan la primera Asociación Feminista de Panamá y la denominan Centro Feminista Renovación. Los objetivos del Centro Feminista Renovación fueron: intensificación y difusión de la cultura en el elemento femenino; el mejoramiento desde el punto de vista social y moral; la independencia económica; igualdad con el hombre en los derechos y responsabilidad ante la Ley. Sara, participó como delegada al Primer Congreso Feminista celebrado en Panamá el 20 y 21 de septiembre de 1923, donde se aprobó fundar el Partido Nacional Feminista y la creación de la Escuela de Cultura Femenina. El 24 de junio de 1924, se establece la Escuela de Cultura Femenina, en la Escuela Manuel José Hurtado para mujeres casadas o solteras mayores de 16 años. Durante siete años funcionó gratuitamente. En esta Escuela trabajó Sara Sotillo junto con otras distinguidas educadoras. Durante el año 1925, el Partido Nacional Feminista presentó a la Asamblea Nacional un memorial en el cual solicitaba reivindicaciones políticas y sociales en beneficio de la mujer. Con ello se logró la aprobación de las leyes 43 y 52 que reformaban sustancialmente la situación jurídica y el estatuto de inferioridad civil de la mujer.
En 1926, paralelo al famoso Congreso Bolivariano celebrado en Panamá, el Secretario de Instrucción Pública, Dr. Octavio Méndez Pereira, encargó a Dona Esther Neira de Calvo, la organización y Presidencia del Congreso Interamericano de Mujeres, que se celebró del 19 al 21 de junio de ese año. En este Congreso, el Partido Nacional Feminista, al cual pertenecía Sara, presentó la ponencia "La Mujer Latinoamericana en la Conquista de sus Derechos" y al final de las deliberaciones, se aprueba reclamar la igualdad de derechos políticos para la mujer. Durante los años de 1927 a 1930. las actividades del Partido Nacional Feminista continuaron con denuncias y memoriales a la Asamblea Legislativa. En los inicios de 1931, el 2 de enero específicamente, la agitación política partidista se torna más sofocante y se lleva a cabo la Revolución de Acción Comunal que sume al país en un estado de intranquilidad política. Durante ese año el Partido Nacional Feminista se manifestó por medio de memoriales solicitando reformas que garantizaran el voto para las mujeres y se les expidiera la cedula de identidad personal. Logra incorporar, no solo a las mujeres de la Ciudad de Colon, sino también a las del interior de la Republica. La movilización se mantuvo en los años siguientes y el Partido fue aumentando su popularidad y en 1938, publica la revista NOSOTRAS y propone la realización del Segundo Congreso Femenino que debía celebrarse en el mes de agosto.
El Presidente Juan Demóstenes Arosemena, con el fin de liquidar el movimiento feminista, destituyó a un numeroso grupo de educadoras entre ellas a Carmen Sotillo, hermana de Sara Sotillo quien fue restituida tres años después. Todas las persecuciones e injusticia que sufrían los educadores, impulsó a Sara a luchar por el bienestar de los educadores. En 1941 realiza la primera reunión de maestros para reclamar los sobresueldos adeudados. Como resultado de este masivo respaldo de los educadores se logró el primer aumento de sueldo y el pago de los sobresueldos atrasados. El ideal de Sara Sotillo, de unir a los educadores se convierte en realidad y el 4 de octubre de 1944, organiza la Asociación Magisterio Panameño Unido en la Escuela Normal José Hurtado, con representantes de todas las Escuelas de la capital y el apoyo de los capítulos del interior. Al llegar a esta etapa, los educadores sintieron la fuerza de la unidad y Sara, con el fin de buscarles un aliciente económico, organiza el pequeño Banco de Prestamos de M.P.U. que años mas tarde, en enero de 1963 se convierte en cooperativa.
En 1946, cuando se realizaba la campaña para la Constituyente, el único partido que incluyo en su plan de gobierno asuntos educativos fue el Partido Renovador dirigido por Don Francisco Arias Paredes. El Magisterio Panameño Unido, coordinado por Sara, aprovechó estas circunstancias para ofrecerse como jurados de mesas por el Partido Renovador y realizar una campana educativa con el propósito de instruir a los ciudadanos, con derecho a voto, sobre la nueva forma secreta de emitir su voto. Labor que se realizó, por dos meses, en las mañanas en el Teatro Cecilia. Al ganar el partido varias curules y tener como Ministro de Educación al Dr. José Daniel Crespo, el Magisterio Panameño Unido se comprometió a difundir el anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación entre todos los educadores y recoger sus opiniones y sugerencias. Al recopilar las recomendaciones, Sara se percató que faltaba la estabilidad del educador. Integra una comitiva de miembros del M.P.U. y consigue ser recibida por la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional integrada por Gumercinda Páez (otra luchadora tenaz representante de la etnia negra), Esther Neira de Calvo, Antonio Sucre, Arcadio Aguilera, señora de Anguizola y otros. Después de un intercambio de ideas, la Comisión aceptó incluir la estabilidad para todos los educadores. Así nació la Ley 47 de Septiembre de 1946: La Ley Orgánica de Educación. Esta conquista constituye el mejor legado de Sara Sotillo para beneficio de la educación en general. La inquietud de los maestros, liderados por Sara continuo hasta lograr que la selección para llenar las vacantes estuvieran a cargo de una comisión conformada por maestros y representantes del Ministerio, quienes clasificarían a los concursantes por categorías y méritos. Esta aspiración se vio cristalizada con la aprobación y promulgación de la Ley 11 de 26 de enero de 1951. Sara promueve la participación de la Asociación Magisterio Panameño Unido en el Primer Congreso de la Juventud. Preocupada por el alto índice de analfabetos en el país, inicia y dirige en 1948 la primera campaña de alfabetización para la cual confecciona la cartilla ALAS para adultos que editaron los periódicos Panamá América y Estrella de Panamá como una colaboración con el M.P.U.
En 1949, Sara, buscando mejorar la condición de vivienda de los asociados del M. P. U. gestiona e inaugura la Barriada de Miraflores primera barriada residencial de educadores en Centroamerica. En busca del perfeccionamiento para los maestros logró que la Universidad de Panamá dictara cursos diurnos para los maestros en servicio. Estos cursos fueron patrocinados por el Ministerio de Educación.
La infatigable Sara se jubila después de veintiún años de servicios consecutivos y siguió asesorando su asociación hasta lograr que en julio de 1961 se vea realizada uno de sus tantos sueños: lograr que la Asociación Magisterio Panameño Unido tenga su sede sin haber recibido ningún patrocinio oficial.
La señorita Sara Sotillo fallece el 16 de diciembre de 1961 y sus colegas como homenaje póstumo la velaron en la sede después de una significativa eucaristía en la Iglesia de Cristo Rey desde donde la acompañaron caminando hasta el Cementerio Amador.
Como homenaje póstumo el gobierno la condecoró con la Orden Manuel José Hurtado.
Bibliografía:
Una maestra ejemplar, Sara Sotillo
Instituto de la Mujer/Universidad de Panamá
1900 - 2000 Al Centenario de su nacimiento